martes, 18 de diciembre de 2012

Colcha Rosazul

En este post os quiero enseñar mi primera (y espero que no última) colcha hecha de patchwork y aplicaciones.

Hacía tiempo que mi prima Toñi, mi maestra e iniciadora en este mundo, insistía en que me comprara unas telitas e hiciera algún trabajito de patchwork. Ella tiene hechas maravillas, cualquiera de estos días me dedico a hacerle fotos a sus trabajos para colgarlos por aquí. En cuanto llegó el verano, y con él las ansiadas vacaciones, me escapé al mercadillo a comprar unas cuantas telitas sin saber en qué las iba a emplear.
Mis coloridas telas :-)








Primeras uniones











Finalmente le eché valor y me decidí por una colcha. Un par de tardes con mi prima aconsejándome y preparando el material y lo demás fue "coser y cantar"
 (nunca mejor dicho ;-) ).

Terminó el verano y la colcha casi estaba terminada. Está toda hecha a mano: cortada y cosida.




















¡¡¡Ahora solo quedaba enguatarla y acolcharla!!!
 Así que otra tarde preparándola en casa de mi prima!!! ;-)

Proceso de montaje para el enguatado y acolchado











Y mientra yo cosía y cosía mi prima pensaba en comprarse una máquina de coser....así que casi coincidimos, yo, en terminar la colcha y ella, en comprarse la máquina. De este modo os podéis imaginar quién terminó acolchándome la colcha.......


Y he aquí el resultado!!!!
También le hice un cojín!!!





















 Y este es el resumen de todo el proceso:



Y para ir terminando con esta entrada os dejo con un cuento que me ha escrito mi compañero Luis, el cual quedó encantado al ver mi colorida colcha, tanto le gustó que escribió un cuento en el que narra el "origen de los colores de la colcha" ;)
El cuento es precioso, muchas gracias Luis!!!!!!! (me emocioné mucho cuando me lo dio, mi colchita le sirvió para inspirarse!!! jiji)

ROSANA Y LA COLCHA MÁGICA

Nunca nadie había visto una colcha más vulgar que aquella. Era un simple trapo de un color tan feo que nadie sabía su nombre. no era gris, ni amarillo, ni marfil, ni ocre, ni amaranto. Allí estaba, tirada en un rincón de la sala de profesores, hecha un gurruño. Pronto vendría la limpiadora y la echaría al cubo de la basura. Así ocurre en nuesttra vida, que se llena de trastos inútiles sin que nos demos cuenta, hasta que un día hacemos limpieza, si es que la hacemos. Pero la magia de Rosana pasó por allí, recogió esa colcha remendada, y empezó a cantar su canción mágica, a la que  nada se podía resistir.

Trapitos, trapitos míos,
que todo el mundo desprecia
tirados en los rincones
desde San Pedro a Venecia.
Nadie sabe vuestro nombre
ni sabe vuestro color
pero yo, que lo adivino,
sabré ayudaros mejor.

¡Que venga la aguja fina,
con su hilo corredor!
¡Que venga el cielo estrellado
y se haga un cobertor!

Al momento bajó del cielo y se tumbó en la colcha. Las estrellas, envidiosas, se estrellaron en la tela haciéndode flores. Y la maga Rosana cantó:

Trapitos, trapitos míos
que habéis atrapado el cielo,
¡no dejéis que nadie os! quite
el azul del firmamento!

Cerca de allí pasaron unos corazones, un poco despistados, la verdad, porque no encontraban el camino desde que el cielo con sus estrellas había dejado de lucir en lo alto. La maga Rosana se dio cuenta, y al instante cantó:

Trapitos, trapitos míos
recoged los corazones
que no se pierda ni uno
despistado en los rincones.
hacedle sitio en la tela
sin peleas ni empujones,
que siempre hay sitio en mi colcha
para buenas intenciones.

La tierra vio la buena acogida del cielo y de las estrelllas y de los corazones, y ella también quiso entrar en la colcha. Se agolpaban los campos rectilíneos, las olas del mar, las motas de polvo de todos los colores, y hasta el viento se puso a la cola. Entonces cantó:

Trapitos, trapitos míos
no os asuste vuestra suerte
porque sin despreciar nada
siendo débiles sois fuertes.

Y al instante los hilos, las telas y todos los colores de la tierra y del cielo, resumidos en rosa y azul (Rosazul), compusieron la colcha mágica. Pero cuando la maga Rosana dejó de cantar, la colcha volvió a ser la de antes, pálida y olvidada. ¿Seguro? ¡No! Pedidle que la coja y la despliege y veréis de nuevo el mundo resplandecer en 140 cuadros. Yo tuve la suerte de sacarle una foto en el momento en que tomó la colcha en sus manos y se desplegaron los colores. Aquí está, pero no se la enseñéis a nadie. Es nuestro secreto. 

LUIS






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